Panorama desde las Peñas del Palomar |
Ruta de Piedrasechas a Cabornera por las Peñas del Palomar y el Pico
de Feliciano
Ficha de la ruta
Zona geográfica
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Montaña Central.
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Entorno
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Montañas calcáreas y matorral
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Tipo de ruta
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Lineal por pista, trochas de ganado y monte.
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Inicio/ fin
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Piedrasecha-Cabornera
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Distancia aproximada
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Aproximadamente 15 Kilómetros.
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Tiempo aproximado
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Alrededor de cuatro horas.(En circunstancias normales. Nosotros tardamos ocho)
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Desnivel
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650 metros de subida y otro tanto de bajada
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Dificultad
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Fácil, si uno no se pierde
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Observaciones
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Hay que disponer de infraestructura o solucionar el
problema del transporte ya que la marcha es lineal.
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Consideraciones previas
El dicho popular de que quien se sale del camino se sale de
la razón se puede aplicar perfectamente a nuestra aventura al final de esta
ruta, puesto que fue solamente al final cuando ya no quedaba apenas recorrido
cuando nos salimos del camino confundiendo un valle sin senda con otro paralelo
por donde habíamos debido de pasar perfectamente. Pero pasemos a la ruta desde
el principio.
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La ruta
Se trata de una ruta bonita y sin ninguna complicación a no
ser que haya alguna equivocación. Y eso
fue lo que nos pasó. Salimos de Piedrasecha por la ruta de los Calderones, la
misma ruta que meses antes hemos hecho para subir a los Amargones. Ninguna
complicación, y el cambio es que en lugar de ascender al pico Amargones,
bordeamos por la pista que va a la izquierda y bajamos al valle. Antes
ascendimos a los picos del Palomar, y más tarde, tras cruzar las vegas del
Palomar subimos al Pico Feliciano que es bastante agradecido, sencillo y con
buenas vistas.
Bajamos por su cara oeste, que tiene una senda que se dirige
a Cabornera a lo largo del arroyo que desciende hacia el Río Casares. Al final
llegamos a la majada que se encuentra en la pista que recorre los puestos de Invierno y pista
abajo caminamos hacia Cabornera.
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Como se nos hacía muy pesada la pista decidimos atajar por
uno de los arroyos que bajaba, y creyendo que era el que nos llevaba por el
bien camino comenzamos a descender por unos hermosos prados, luego por el
arroyo, hasta que nos dimos cuenta que la senda casi no existía. Era tarde,
pero pensamos que seríamos capaces de bajar por el arroyo abajo. Tras
encontrarnos con pequeñas dificultades de piedras y descensos con algún
problema nos enfrentamos a la primera seria, que fue cruzar una zona de agua.
Excepto Inés que se descalzó, los demás nos mojamos botas y pantalones. Más
tarde, ya empapados, se nos puso peor y el desnivel resultó algo más
complicado, aunque pudimos sortearlo por la izquierda. Finalmente, ya la noche
nos envolvía y nos encontramos una caída bastante pronunciada sin posibilidades
de sortearla por parte alguna. Decidimos dar la vuelta, pero sin utilizar el
mismo camino, sino subir hacia el alto a través de una canal que había.
Con tres linternas para cinco nos pusimos a ascender hasta
que llegamos a un alto desde donde se veían las luces de Cabornera. Desde allí
llamamos a nuestros amigos que nos esperaban en el bar. Allí nos dijeron que
había posibilidad de bajada, pero ojo, si tmábamos mal el camino podía ser
peligroso. Ellos salieron a buscarnos y en un momento vimos sus luces que se
acercaban y luego se alejaban, por lo que deducimos que la salida podía estar
en aquella dirección, donde también se veían las luces de Paradilla. Decidimos
buscar una salida subiendo, pero pronto nos encontramos con rocas amenazadoras
frente a nosotros y bajamos de nuevo tras un rato de discutir si volvíamos por
el camino o bajábamos por el bosque.
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Al final tomamos la opción del bosque, en dirección a
Paradilla,dondeles habíamos visto. La primera parte era muy emplinada, pero
había alguna trocha de animales que descendía, y la seguimos. Luego se aclaró
el camino y parecía haber una senda, hasta que dimos con una zona de zarzas y
espinos que cruzamos como pudimos. Seguimos y al poco nos encontramos en zona
baja de prados y al final una pista. Cuando ya estábamos tan contentos de haber
encontrado la pista nos dicenque todavía hay un problema, y a lavuelta de un
recodo nos topamos que la pista está completamente cubierta de agua, que parecía
un río. Afortunadamente había una zona un poco más elevada y solamente nos
mojamos un poco. Finalmente nos encontramos con el Land Rover de Cabornera que
había salido en nuestra búsqueda. Debemos agradecer enormemente el apoyo y la
ayuda de las personas de Cabornera, en especial los del bar frente a la
iglesia, cuyas tortillas y ensaladas no nos cansaremos de alabar y degustar por
lo excelentes que son.
Finalmente acabamos en el bar frente a unas tortillas, que,
a pesar de llevar varias horas hechas, nos supieron a gloria.
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Película
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