Rutas leonesas: Sancenas

El Pico Tres Mojones

La Vega de Sancenas

Hasta ahora me he limitado a proponer rutas sin apenas tener en cuenta la zona en la que nos desenvolvemos, ya que en algunas podemos hacer bastantes más rutas de las que proponemos y en otras la ruta es la que está marcada y poco más. Sin embargo Sancenas tiene algo que lo convierte en diferente: Se trata de un espacio situado a unos 1700 metros de altitud, con un relieve kárstico, de caliza rodeada de montañas, y con sumideros interiores, ya que la mayor parte de las aguas se van hacia el subsuelo creando cavidades y corrientes subterráneas que serán muy beneficiosas a lo largo del año en tiempos de carencia de agua.
Son 5 kilómetros de largo por uno de ancho en una franja que va desde los 1700 a los 1965 metros de altitud, con pastos de altura muy apreciados por los ganaderos en los que actualmente pastan caballos y vacas.

El acceso se realiza desde varios lugares, aunque el más utilizado por ser el más cómodo es el que parte de la collada de Valdeteja (1300 mtros), ruta marcada por Cuatro Valles y muy conocida, que voy a incluir en el texto. Sin embargo hay numerosas aproximaciones, aunque se debe salvar un mayor desnivel, partiendo de Valdeteja o Lavandera, Tabanedo, Rodillazo. Las cumbres de esta vega no llegan a los 2000 metros, pero son interesantes. Entre ellas la más conocida es la de los Tres Mojones, (1962 m) por ser la más alta, aunque también la más fea, pues es un monte pelado de brezos y cascajo que no está en la zona rocosa y no tiene más dificultad que la cuesta, la Peña del Sumidero, ya entre las Peñas de Sancenas propiamente dichas, más bonita, pues bajo ella se sume al agua de la vega, y por último, la más alta de las peñas y muy bonita por la vista que tiene: el Cueto del Calvo, de 1925 metros de altitud.
Deseo plantear dos de estas rutas, aunque las variantes que podemos hacer son múltiples.

Sancenas: desde Getino al Cueto del Calvo

El Cueto del Calvo

Salimos de Getino, tomando el camino que nos pareció más apropiado, el que iba paralelo al arroyo de Getino, que inicialmente estaba bien, pero al llegar a unas ruinas se perdía totalmente entre la maleza que lo había invadido, lo que nos obligó a ir entre zarzas y trochas buscando la zona más apropiada para avanzar, y a veces resultaba complicado.

Al final llegamos a la confluencia de los dos arroyos que bajaban del alto y tomamos el de la izquierda, subiendo por una cuesta sin problemas de vegetación y con rocas, lo que hacía muy entretenido el ascenso.

Seguimos subiendo hasta llegar a un camino, sobre la loma del monte de los Gorvizales que nos llevaba al interior de la Vega de Sancenas, Una vez en la vega nos sentimos rodeados de cumbre escarpadas con mil y una formas. Vimos las montañas a nuestro alrededor: las Ubiñas, el Cellón, Brañacaballo, el Estorbín de Valverde… que blanqueaban sus cimas con la nieve que el calor de estos días no ha sido capaz de llevar.

Vista de la montaña de León desde la subida al Cueto del Calvo

Tras llegar a unas praderas bastante altas vimos los sumideros que configuran la naturaleza kárstica de la Vega de Sancenas, y al fondo la mole impresionante y problemática del Cueto Calvo. Descansamos un momento e iniciamos de nuevo el ascenso. Buscamos un ruta que hiciera accesible el pico y nos inclinamos por bordearlo hacia la derecha.

Ascendimos hasta llegar a la cumbre desde donde pudimos observar un panorama maravilloso y encantador, máxime si tenemos en cuenta que en León estaban sumidos en la niebla más densa y profunda mientras que nosotros teníamos un sol radiante.

Vimos todas las cumbres de la cordillera ya entre la niebla que las estaba abrazando en pequeños jirones, pequeños abrazos de frío y oscuridad, que nos aguardaría si no nos dábamos prisa en bajar.

El descenso lo hicimos directamente, hacia el oeste, y a veces se complicaba un poco por las caídas verticales en determinadas zonas. Tomamos un corredor entre matojos y rocas y ya nos encontramos abajo. El camino de regreso lo hicimos descendiendo por el lado contrario al que habíamos subido, y era un camino continuado que llevaba a unas cuadras y de allí al pueblo.

El único inconveniente lo tuvimos a la hora de cruzar el río que bajaba muy crecido, pero no tuvimos mayores complicaciones.